Blinken en Asia Central con la zanahoria y el látigo

El secretario de Estado norteamericano, al darse cuenta de que para las naciones centroasiáticas era rentable negociar con Rusia, prometió a las empresas locales la irrisoria suma de 25 millones de dólares en compensación por romper los lazos comerciales con Moscú.

Damasco, 8 mar (SANA) La gira del secretario de Estado norteamericano Antony Blinken por Asia Central, del 28 de febrero al 3 de marzo, dejó algo claro: Estados Unidos trata de poner a la región contra Rusia con dinero y amenazas, para llevar a las repúblicas exsoviéticas a suspender la ayuda a Moscú en su afán de eludir sanciones occidentales.

Sin embargo, el secretario de Estado norteamericano, al darse cuenta de que para las naciones centroasiáticas era rentable negociar con Rusia, prometió a las empresas locales la irrisoria suma de 25 millones de dólares en compensación por romper los lazos comerciales con Moscú.

Para aquellos que desobedecen, el invitado amenazó con sanciones secundarias. Y sería interesante preguntarse, ¿hasta qué punto Blinken logró su objetivo?

Después de su estancia en Asia Central, Blinken voló a Nueva Delhi, para la reunión de los jefes de la diplomacia del Grupo de los 20 (G20), pero desde Taskent, Uzbekistán, advirtió que no planeaba comunicarse con sus homólogos de China y Rusia en la capital india, algo que solo cumplió en parte.

La negativa a comunicarse con Qin Gang y Serguéi Lavrov se conoció después que el secretario de Estado intentó estropear los nexos de las repúblicas centroasiáticas con Moscú y Beijing tanto como le fuera posible.

De hecho Blinken, citado por el rotativo Gazeta.uz, instó a los uzbekos a luchar contra la «desinformación» proveniente de Moscú y propuso crear una prensa local independiente, con medios fuertes, activos y suficientes recursos.

En su primera visita a la capital uzbeka, el jefe de la diplomacia norteamericana llegó a Taskent procedente de Astaná, donde participó en una reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de los cinco países de la región, el llamado formato C5+1 (Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán + Estados Unidos).

Acordamos combinar “esfuerzos para crear mejores condiciones para los intercambios comerciales, desarrollar el potencial de recursos humanos de Uzbekistán y fortalecer la seguridad regional en Asia Central”, afirmó el canciller de ese país centroasiático, Bakhtiyor Saidov.

EL FORMATO QUE PRETENDE DESPLAZAR A RUSIA DEL ASIA CENTRAL

Blinken llegó a la capital uzbeka procedente de Astaná. Al crear C5+1 hace ocho años, Washington se impuso la tarea de fortalecer su influencia en la región desafiando a sus dos principales jugadores, China y Rusia, precisó Andrei Grozin, jefe del Departamento de Asia Central y Kazajstán del Instituto de Países de la Comunidad de Estados Independientes.

Grozin recordó que la visita de Blinken, desarrollada en las condiciones del conflicto ruso-ucraniano, inicialmente no podía percibirse de forma aislada. En la parte abierta y pública de la estancia, “recuerdo sobre todo la doble «propuesta comercial» que anunció tras la reunión con los cinco”.

Washington sigue de cerca el cumplimiento de las sanciones contra Rusia y al mismo tiempo entiende que el cumplimiento de las restricciones amenaza con pérdidas a la economía de Asia Central, admitió Blinken.

Lo expresó mas bien de manera más simplificada: «efectos económicos secundarios». En ese sentido, Washington promete otorgar «licencias» a empresas de la región para «dar tiempo a que acorten relaciones con firmas rusas que están bajo sanciones, diversificar sus relaciones comerciales», declaró.

Esto significa que los empresarios dispuestos pueden obtener algo así como un «blindaje» de las sanciones estadounidenses si, a su vez, prometen romper las relaciones con los socios rusos. “Entendemos que este proceso lleva tiempo, que no se puede hacer con un solo clic”, agregó Blinken.

En segundo lugar, el secretario de Estado prometió a las empresas locales 25 millones de dólares “para diversificar las rutas comerciales y crear empleos”, es decir, ofreció una compensación por la ruptura de relaciones comerciales con Rusia.

Estados Unidos está consciente de «los efectos secundarios y está haciendo todo lo posible para minimizarlos, mitigarlos y crear varias oportunidades nuevas para los socios aquí en Asia Central», insistió.

LA IMPORTANTE ECONOMÍA KAZAJA

Por todos es conocido que en el último año Kazajstán se convirtió en una de las principales rutas para las importaciones paralelas; es con su ayuda que Rusia logra eludir las sanciones occidentales.

En este contexto, la facturación comercial de los dos países crece considerablemente, señaló Marat Shibutov, politólogo y representante de la Asociación para la Cooperación Fronteriza en Kazajstán.

Para Shibutov, una visita del secretario de Estado norteamericano obviamente no será suficiente para obligar a la región a distanciarse de Moscú. Y la cantidad propuesta de los insignificantes 25 millones es ridícula dado el intercambio comercial con Rusia de decenas de miles de millones de dólares.

La cantidad es realmente ridícula, pero este sería solo el «primer tramo» para «desarrollar posibles vías económicas alternativas», si los Estados aún quieren dejar de cooperar con China y la Federación de Rusia.

Además, resultó que el emisario estadounidense no solo tenía una zanahoria, sino también un látigo. Muchos de los expertos regionales aseguran que, tras bambalinas, Blinken amenazó a los cancilleres de los países de Asia Central con sanciones secundarias.

Tales restricciones secundarias fueron la tesis más repetida en las negociaciones. De hecho, el secretario de Estado fue a intimidar a Kazajstán y a Uzbekistán, pero es poco probable que lo haya logrado: Rusia tiene muchos lazos económicos con los países de la región.

De hecho, su colega kazajo, Mukhtar Tleuberdi, quien intervino públicamente después de hablar con Blinken, señaló que ni una sola empresa kazaja cayó bajo sanciones secundarias de Estados Unidos debido a la cooperación con los rusos.

Al igual que en Taskent, en Astaná Blinken fue recibido al más alto nivel, al nivel del presidente.

La visita del secretario de Estado norteamericano no podría afectar las relaciones de Kazajstán con Rusia y China, cree Rakhim Oshakbaev, director del Centro de Investigación Aplicada y miembro del Club Internacional Valdai.

“Creo que, incluso antes de la visita, Astaná dejó en claro que se adhiere firmemente a la política de múltiples vectores”, recordó Oshakbaev.

La esencia de esta política en las condiciones modernas, en el contexto de fallas geopolíticas y conflictos armados, se puede formular de la siguiente manera: no se espere que Kazajstán se convierta en parte de ninguna «coalición antirrusa», y tampoco antichina.

Tampoco se unirá a los frentes antioccidentales, y seguirá siendo un socio predecible y confiable en el marco de aquellas asociaciones de las que ya es miembro: estas son la Unión Económica Euroasiática, la Comunidad de Estados Independientes y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.

«Para los observadores regionales, tampoco pasó inadvertido que el 25 de febrero, en vísperas de la llegada de Blinken, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Kazajstán acogió con beneplácito el plan de paz para la crisis ucraniana propuesto por China”, recordó el experto de Valdai.

En su opinión, esto también se convirtió en una señal, una pista importante para el invitado estadounidense.

Recientemente se le preguntó al secretario de prensa del presidente de Rusia, Dimitri Peskov, si las relaciones entre Moscú y Astaná se están «calentando» como resultado de los esfuerzos de Blinken.

“No”, respondió el portavoz del Kremlin. Valoramos nuestra relación y también nos unen los lazos bilaterales, que tienen diversos formatos. Nos une la participación conjunta en proyectos de integración. Y estamos viendo una dinámica muy positiva en el desarrollo de estos lazos, concluyó Peskov.

Fuente: Prensa Latina

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