África, el mundo olvidado de Donald Trump y Kamala Harris

La diplomacia estadounidense solo recordó hace apenas dos años que hay un continente llamado África plagado de males y abandono secular, derivados de la dominación colonial, en la que Washington no participó, y de la neocolonial, en la cual tiene omnipresencia en la explotación de recursos naturales.

Damasco, 6 nov (SANA) Promesas y soluciones para todos los males que aquejan a Estados Unidos forman el discurso de los aspirantes a la presidencia de ese país, Donald Trump y Kamala Harris, además del conflicto ucraniano.

La diplomacia estadounidense solo recordó hace apenas dos años que hay un continente llamado África plagado de males y abandono secular, derivados de la dominación colonial, en la que Washington no participó, y de la neocolonial, en la cual tiene omnipresencia en la explotación de recursos naturales.

Sin embargo, en 2018 despertó de su amnesia selectiva y envío en un safari diplomático a enmendar entuertos a su entonces secretario de Estado Rex Tillerson, cesanteado sin previo aviso cuando trataba de sumar a los estados africanos en una suerte de coalición contra Rusia y China.

Pero sobre todo con la misión imposible de hacer olvidar a los africanos que el entonces presidente Trump con esa delicadeza que lo caracteriza declaró sin ambages que prefería inmigrantes nórdicos, rubios y de ojos azules que a otros provenientes de “países de mierda”, ergo Haití y los estados africanos

Nadie parece haber sido capaz de penetrar la dura costra mental de Trump y su racismo inherente, pues sus ulteriores excusas fueron menos que tibias y en el ínterin cesanteo a Tillerson, a quien el aviso de su despido debe haber golpeado con tal fuerza que nunca más se supo de él.

Durante el gobierno de Joe Biden, Washington pagó su olvido cuando remitió a varios de sus funcionarios, desde el gris secretario de Estado Anthony Blinken, hasta su vicepresidenta, Kamala Harris, pasando por la primera dama, Jill Biden, quien estuvo en Namibia donde aún se recuerda la matanza de Kasinga por soldados de Sudáfrica, país que gozaba de todo el apoyo estadounidense.

El mensaje esencial de los enviados estaba basada en el habitual maniqueísmo de la potencia norteña: los rusos son los malos y nosotros, incluidos el gobierno ucraniano, los buenos.

Pero los africanos tenían otra perspectiva y buena memoria, en tanto que, tras los saludos protocolares y las fórmulas de cortesía, recordaron a sus huéspedes que durante sus batallas por la independencia fue Rusia quien los acompañó, mientras Washington estuvo en la esquina contraria.

El mensaje más implícito de la pésima opinión que prevalece en la mayoría de los estados africanos respecto a Estados Unidos está en el reciente cierre de la base que tenía el Pentágono en Níger y el desinterés en negociar el establecimiento de otras.

Ahora, con la posibilidad de un retorno de Trump a la mansión de Pensilvania No. 1, los africanos deben haber tomado nota de que en los discursos del colorido magnate inmobiliario no hay una sola mención a sus nexos con el continente, indicio de que nada ha cambiado en su conducta.

En cuanto a la aspirante demócrata, Kamala Harris, quien trató de hacer valer su condición de mestiza como indicio de identificación con los problemas africanos, ninguna de las promesas que hizo durante su estancia en el continente ha tomado cuerpo en el mundo de la realidad.

Fuente: Prensa Latina

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